El trading de futuros, ¿en qué consiste?
Los futuros son un producto o conjunto de productos financieros que tiene un valor determinado por otro valor, el denominado activo subyacente. Para operar futuros lo primero que se debe saber es el estado del valor que rige el otro, porque es el que determinará qué valdrá la inversión.
Pongamos como ejemplo que, después de los análisis adecuados y el estudio del mercado de futuros, decides invertir apostando por el oro. Esa inversión, entonces, estará determinada por el precio que tenga el oro. Operar con futuros puede tener unas grandes ventajas, pero también se debe tener en cuenta este factor, y es que el valor siempre dependerá del activo subyacente del producto en cuestión.
Y, por supuesto, para poder operar con futuros, hay que acudir al mercado de futuros. Este es el lugar habilitado para efectuar todas estas transacciones. Estas se dividen en dos, compra y venta, y se formalizan a través de contratos, denominados, como es lógico, contratos de futuros.
Estos son acuerdos de compraventa que se hacen entre dos partes, una compradora y otra vendedora, con el apoyo o aval de un tercer jugador. Y aquí es donde empieza lo interesante, porque la clave de estos acuerdos es que se pagan al precio del momento de la firma, no al precio de cuando estos vayan a vencer.
Y, obviamente, esto será así independientemente de si el precio subyacente haya aumentado o disminuido. Lo que se hace, grosso modo, es asegurar un valor de ese producto en el futuro, sin importar si este se devalúa o, por otro lado, aumenta.
Este mercado ofrece la posibilidad de operar con futuros en torno a productos cuyo valor sea un producto determinado. Por ejemplo, un vendedor de café quiere mover el producto y fija el precio del kilo a 9 euros. En el lado contrario, hay una empresa distribuidora que necesita el café, pero no quiere arriesgarse a movimientos del mercado. Se llega a un acuerdo de vender 500 kilos de café. Si el precio del kilo de café disminuye a 7 al finalizar el contrato, el vendedor estará sacando 2 euros de beneficio por cada kilo. Por el contrario, si el precio ha aumentado, la distribuidora será la que esté sacando un mayor rendimiento.